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jueves, 24 de noviembre de 2011

Alergia a la lactosa

Cada vez es más frecuente que, a medida que pasan los años, desarrollemos algún tipo de intolerancia o alergia a la lactosa; por este motivo, es recomendable saber en qué consiste esa reacción y qué medidas tenemos que tomar si nos las diagnostican.


La leche es uno de los alimentos que más se consumen. Su delicioso sabor, las múltiples combinaciones que presenta y su incorporación a cientos de recetas, la hacen uno de los alimentos estrella del mundo. Sin embargo, cada vez se diagnostican más casos de intolerancia a la caseína y alergia a la lactosa; dos de los componentes de la leche. Este problema ha hecho saltar las alarmas sobre el abuso de este alimento en la edad adulta, pues no podemos olvidar que la leche es un alimento destinado para el consumo infantil.
De qué se habla cuando se menciona la alergia a la lactosa
A la lactosa se le puede denominar también azúcar de la leche. Este componente es metabolizado por la lactasa, que la transforma a su vez en galactosa y glucosa. La lactasa suele encontrarse en las paredes intestinales y es poco habitual que se carezca de ella en la infancia, normalmente empieza a desaparecer a parir de los tres o cuatro años y no es extraño que desaparezca en la edad adulta, sin que haya habido ningún problema médico de por medio. Algunos expertos aseguran que este problema se da porque el cuerpo necesita tomar leche solo en la época de crecimiento.

Alergia a la lactosa y los problemas derivados de su aparición
La solución a la alergia a la lactosa es bien sencilla pues consiste en suprimir la leche de la dieta. En el caso de que la persona tenga una ligera intolerancia y no se trate de una alergia a la lactosa, podría consumirla, pero de forma moderada. Para los demás, se trata de mantener un estricto control alimentario, olvidándose de los yogures y quesos, por muy doloroso que nos pueda resultar.

Afortunadamente, se pueden encontrar muchos sucedáneos de la leche, siendo la de soja la que más éxito comercial está teniendo en este momento. No tenga miedo de la falta de calcio, compre los productos enriquecidos con este mineral y aumente el consumo de hortalizas ricas en este nutriente, como la col rizada, la cebolla, las acelgas o el brócoli. Se asombrará también de los niveles de calcio que presentas las semillas de amapola o las nueces, y así la alergia a la lactosa dejará de ser un problema.

Lea detenidamente la lista de ingredientes de los alimentos, es increíble la cantidad de productos que incluyen la leche en su composición. Es muy importante que revise el etiquetado y no dude en dejar el producto si tiene dudas sobre él. Algunos supermercados tienen la deferencia con sus clientes de incluir en sus productos las etiquetas que señalan que no contienen lactosa.

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