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miércoles, 14 de diciembre de 2011

Obesidad y falta de sueño

Tu objetivo es perder peso. Y te pones manos a la obra con dieta y ejercicio. Sin embargo, tal vez nunca te has planteado que hay otros factores que pueden influir también en el sobrepeso, entre otros, la falta de sueño. Así lo confirman numerosos estudios, que hablan de una estrecha relación entre las horas de sueño y la presencia de obesidad en niños, adultos y gente mayor. “Se ha constatado que los niños obesos duermen menos que aquellos niños que tienen un peso normal”, explica el profesor Felipe Casanueva, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO). “En España, los niños duermen una media de menos de ocho horas al día, algo insuficiente y que, además, provoca otros hábitos perjudiciales con repercusión negativa en el incremento del peso corporal, como es no desayunar”. Al contrario, los niños que más duermen durante sus primeros 11 años de vida tienen un menor riesgo de ser obesos en la edad adulta, independientemente del sexo, las horas que pasan viendo la televisión, la situación socioeconómica de los padres, o la actividad física que realicen. Según el doctor Albert Lecube, responsable del Grupo de Trabajo de Obesidad de la SEEN (Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición), “actualmente se considera que en los niños, dormir 5 o menos horas casi duplica el riesgo de ser un adulto obeso”.

Sin embargo, desde ambas sociedades hacen hincapié en el poco conocimiento que tiene la sociedad en torno a la relación entre falta de sueño e incremento del peso corporal y obesidad. Por ello, con el fin de dar a conocer a la población general la relación entre sueño y obesidad, incidir en la importancia de dormir un número adecuado de horas y con calidad en el sueño para ayudar a controlar el peso y prevenir la obesidad, se celebra hoy 14 de diciembre el XVI Día Nacional de la Persona Obesa bajo el lema La obesidad nunca duerme.

Un problema ‘de peso’ La obesidad es un problema de nuestra sociedad que no hay que pasar por alto a la vista de los datos: el 23% de la población española de más de 18 años tiene obesidad, enfermedad que está presente en el 35% de los mayores de 65 años. Junto a la disminución de la calidad de vida que comporta, aumenta también el riesgo de presentar otras enfermedades graves como la diabetes mellitus tipo 2, la hipertensión arterial, el síndrome de apneas-hipoapneas del sueño, y diversos tipos de neoplasias, como cáncer de colon.
Si nos paramos a analizar la cifras en Europa, la obesidad afecta a 150 millones de adultos y 15 millones de niños de nuestro continente, es decir, al 20% de la población adulta y al 10% de la población infantil europea. Y las perspectivas no son esperanzadoras: según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se prevé que para el 2015 un total de 41 millones de personas fallecerán en el mundo de enfermedades crónicas a consecuencia de una alimentación inadecuada, consumo de tabaco y falta de actividad física. “Se trata de un problema de salud pública de primer orden. Favorece la aparición de muchas enfermedades, siendo éstas más frecuentes que en las personas con peso normal”, afirma el el doctor Javier Salvador, presidente de la SEEN. Así, diabetes, hipertensión arterial, hiperlipemia, colelitiasis y apnea del sueño aparecen 3 veces más en las personas con obesidad, mientras que la enfermedad coronaria, la artrosis y la gota se dan de dos a tres veces más. Además, según el presidente de SEEDO, “en la actualidad, ya existen evidencias de que la presencia de obesidad conlleva un aumento del riesgo de algunos tipos de tumores, como el cáncer de mama o el cáncer de colon”.

Cuando se trata de obesidad mórbida (aquellos pacientes con un Índice de Masa Corporal-IMC por encima de 40), las complicaciones son más graves y se presentan en un periodo más reducido de tiempo. A este respecto la obesidad mórbida por sí misma ya comporta una reducción manifiesta de la calidad de vida y entre 5-12 años menos de expectativa de vida (dependiendo de la edad de inicio de la obesidad mórbida), debido a las frecuentes complicaciones asociadas que acarrea.

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