Es una planta de carácter arbóreo, y puede llegar a medir hasta 100 m. Las
hojas del eucalipto poseen unas características específicas, tienen un color blanquecino
y son perennes, pero su característica primordial es indudablemente su peculiar
aroma. Las flores del eucalipto son pequeñas y blancas y sus frutos son grandes
y muy oscuros, generalmente muy cargados de semillas.
El aceite de eucalipto tiene muchos usos medicinales como descongestionante
y expectorante en infecciones respiratorias del tracto superior o
inflamaciones, así como también para varias afecciones musculares y
esqueléticas. El aceite se encuentra en muchos jarabes comerciales y pastillas
para chupar, y también en inhaladores de vapor, ungüentos, algunos enjuagues
bucales y preparados dentales.
Gripe, resfriados, bronquitis, asma, tos, anginas de pecho. Preparar
infusiones con sus hojas, con una relación de cinco gramos de hojas por cada
litro de agua. Se recomienda tomar unas tres copitas al día.
Afecciones de la garganta. Preparar diez gramos de hojas
frescas por cada medio litro de agua, dando un hervor. Utilizar esta
preparación en gargarismos. Sirve también para desinfectar la boca.
Bronquitis, tos y pulmonía. Hacer evaporaciones con hojas de
eucalipto en las habitaciones de los enfermos. Para efectuar estas
evaporaciones se hierven tres litros de agua, añadiendo cien gramos de hojas de
eucalipto, renovándolas cuando hayan perdido su aroma.
Reumatismo crónico. El baño caliente con hojas de eucalipto
sobre la parte afectada, de forma continuada genera una alivio rápido y
efectivo.
Tos. Con un puñado de eucalipto, un puñado de llantén y un
puñado de tomillo (recordamos que un puñado es lo que coge con los dedos de las
manos). Se calientan las hierbas en una taza de agua con el jugo de medio limón
, con cáscara y pulpa, pero sin semillas. Se deja reposar, se cuela, se endulza
con miel de abejas y se toma al levantarse y acostarse.
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